Incidencia de la tecnología y la robotización en las relaciones laboralesla cuestión de la Renta Mínima frente a la Renta Básica Universal
ISSN: 2172-7538, 1889-6286
Año de publicación: 2022
Número: 14
Páginas: 126-145
Tipo: Artículo
Otras publicaciones en: Almenara: revista extremeña de ciencias sociales
Resumen
La tecnología y su consecuencia en la robotización de los procesos productivos están transformando radicalmente el ámbito de las relaciones laborales, incluido la estructura del personal dentro de la Función Pública, y en el futuro esta incidencia será aún mayor. Se discute si con esa robotización disminuirán los puestos de trabajo o si, por contra, su número crecerá; pero de lo que se está seguro es que los trabajos más rutinarios y repetitivos, los menos creativos, se extinguirán sin remedio con la consecuencia de que las personas que los desempeñen, frecuentemente aquellos de menor preparación y afectados por la brecha digital, verán muy difícil o imposible su inserción laboral. Por otra parte, consecuencia también de esto, los sistemas de protección social de naturaleza sobre todo contributiva se resentirán, aún más de lo que están actualmente, debido a la importante disminución de las cotizaciones que esta desaparición de empleos traerá consigo, y sus actuales prestaciones no podrán llegar a una importante población carente de recursos económicos y también de los requisitos mínimos para tener derecho a ellas. Para combatir los niveles de pobreza de esta población con recursos muy limitados, o directamente sin ellos, se acude a dos posibles remedios: la Renta Mínima, con diferentes denominaciones como Ingreso Mínimo Vital, acuñada en España con carácter estatal, y otras en las diferentes Comunidades Autónomas, que está restringida a una parte de la población y conlleva unas obligaciones recíprocas para el beneficiario, especialmente la búsqueda activa de empleo. Y de otro lado, la Renta Básica Universal a la que en general toda la población tendría derecho y sin ninguna contraprestación del ciudadano a cambio para disfrutar de sus beneficios. De la primera, es decir, del Ingreso Mínimo Vital, ya tenemos experiencia en España a nivel estatal desde el año 2020, y se ha puesto de manifiesto que su configuración es manifiestamente mejorable debido a la escasa población beneficiaria y a su lentitud y dificultad de tramitación, por lo que desde diversos ámbitos han arreciado sus críticas. La alternativa a esa Renta Mínima, con una mayor amplitud, es la Renta Básica Universal que ha sido objeto de algunas experiencias nacionales de puesta en marcha, pero en ámbitos reducidos y con espacios temporales breves. En el presente artículo se analiza esta incidencia de la robotización en el ámbito laboral y dentro de la Administración Pública, los pros y contras de la Renta Mínima y de la Renta Básica, centrándonos especialmente en esta última, y se aboga por realizar algún ensayo de Renta Básica Universal en España para poder decidir con argumentos contrastados sobre su implantación.