Posibilidades de profundización en la coordinación entre la Unión Europea y la OTAN para la defensa de Europa

  1. ZAMARRIPA MARTÍNEZ, EDUARDO
Dirigida por:
  1. Gracia Abad Quintanal Directora

Universidad de defensa: UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia

Fecha de defensa: 16 de octubre de 2023

Tribunal:
  1. Carlos Espaliú Berdud Presidente
  2. Juan Antonio Moliner González Secretario/a
  3. Carlos Echeverría Jesús Vocal

Tipo: Tesis

Teseo: 826022 DIALNET lock_openTESEO editor

Resumen

Esta tesis parte de la situación creada tras la Segunda Guerra Mundial con la expansión del comunismo y su objetivo de hacerse con el poder en Europa. La intervención de Estados Unidos, había sido decisiva para la victoria aliada, pero nuestro continente había quedado literalmente destrozado. En esa situación Estados Unidos tomó una vez más el papel de defensor de Occidente (y de su propia seguridad) y se enfrentó durante toda la guerra fría a la otra gran superpotencia en que se convirtió la Unión Soviética. Desde 1949 Estados Unidos, y a través de la OTAN, ejerce el liderazgo y el control de la defensa de Europa e influye decisivamente en su política. Mientras tanto, en los años 50, se había producido en la Europa occidental un movimiento de recuperación y de integración con un éxito colosal en no pocos aspectos, principalmente en el terreno económico. Este movimiento llevó a un proceso que culminó con la creación de la Unión Europea en 1992. Durante todo ese tiempo el campo de actuación más descuidado en Europa fue el de su defensa, asunto en el que los gobiernos occidentales prefirieron confiar la responsabilidad de la misma a la Alianza Atlántica, y en concreto a Estados Unidos. No obstante, desde el Tratado de Maastricht (año 1992), la Unión Europea ha ido recuperando lenta pero progresivamente las primitivas ideas de los años 50 respecto a la unidad y la defensa de Europa, que actualmente se plasman en el Tratado de la Unión Europea en vigor, aprobado en la Cumbre de Lisboa del año 2007. El texto de esta tesis tiene en cuenta los peligros para Europa que presenta hoy en día la situación internacional; entre ellos y en lugar destacado sigue estando el número de cabezas nucleares actualmente existentes en el mundo, unas 12.500 incluyendo las que poseen los países no autorizados a poseerlas por el Tratado de No Proliferación Nuclear. También han ido consolidándose en este siglo otros riesgos y amenazas para la estabilidad y la paz mundial, principalmente las actitudes de Rusia, China y el fundamentalismo islámico. Ante este panorama, parece imprescindible adaptar la defensa del mundo occidental a las circunstancias en las que nos ha tocado vivir. Para ello, inicialmente la tesis se plantea varias preguntas a investigar: ¿tienen los países de la Unión Europea capacidad económica para establecer una herramienta común de defensa suficientemente útil?, ¿puede la Unión integrar o coordinar eficazmente las capacidades de defensa de sus miembros necesarias para ello?, ¿dispone la Unión de tecnología suficiente en el campo de la defensa? y como colofón de las preguntas anteriores y quizás aún más difícil de contestar ¿puede la Unión Europea establecer una relación más fuerte, estable y satisfactoria con la OTAN que le permita a la vez ser un actor global y conseguir una autonomía estratégica suficiente? La hipótesis inicial de la que parte este trabajo es: "la Unión Europea, partiendo de los medios y estructuras que ya posee, sí puede desarrollar una estructura militar eficaz que en estrecha simbiosis con la OTAN contribuya a fortalecer el área euroatlántica y la Unión Europea de modo que esta última pueda ser un agente global en la escena internacional y alcance la autonomía estratégica que oficialmente desea". Para confirmar esta hipótesis, los objetivos investigados a lo largo del desarrollo de la tesis son, sucintamente: valorar la capacidad de la Unión para tomar la responsabilidad que le corresponde en la defensa de nuestro continente y del área euroatlántica, explorar formas y posibilidades de mejorar la relación entre la OTAN y la UE, y proponer acciones para mantener un nivel de seguridad que colabore eficazmente a la paz y a la estabilidad internacional. Con estos objetivos, la tesis se estructura en diez capítulos, y en ellos principalmente se estudia el proceso y los avances de la Unión en cuanto a su seguridad y defensa; se analizan los aspectos económicos, industriales y tecnológicos de la Unión en el campo de la defensa; y se tienen en cuenta los acuerdos de cooperación estratégica establecidos hasta ahora entre la OTAN y la Unión, y los principales documentos de referencia de ambas organizaciones para dirigir su actividad en los próximos años. Como base teórica, la tesis tiene en cuenta las teorías realistas y neoliberalistas de las relaciones internacionales. En cuanto a las primeras, ha sido parte importante del marco teórico de este trabajo la consideración de la realidad internacional basculando entre las opciones de un realismo ofensivo y de un realismo defensivo. Dentro de este marco, y como no podría ser de otra manera, la tesis reflexiona abundantemente sobre la relación de los Estados Unidos con Europa en el terreno de la defensa. En concreto, analiza el control estadounidense de la defensa europea, operativo y político, el vínculo transatlántico, la visión norteamericana de la integración europea, y el papel a jugar en el campo de la defensa por la Unión Europea. En un primer resumen, el trabajo que ahora se expone pretende promover el objetivo de avanzar en el proceso de toma de responsabilidad de la Unión Europea respecto a su defensa, y en hacerlo paso a paso manteniendo el vínculo transatlántico y sin poner en peligro la OTAN ni la confianza que todos los Estados europeos tienen en ella. Y todo ello teniendo como objetivo final que la OTAN y la Unión sean piezas complementarias y sólidamente encajadas en un mecanismo occidental de defensa que también pueda implicarse en la estabilidad y seguridad a nivel mundial. Por ello, una importante cuestión que aborda la tesis es si se puede encontrar un encaje estable, útil y suficientemente profundo que refuerce la relación entre una OTAN liderada por Estados Unidos y la Unión Europea y, dentro de ese encaje, si es posible que los países simultáneamente miembros de la Unión y de la OTAN cumplan las responsabilidades que les corresponden dentro de la Alianza con una identidad común europea, y de algún modo interviniendo la estructura de toma de decisiones de la Unión. Respecto a los gastos en defensa, la tesis analiza los presupuestos de defensa de los países de la OTAN y de la Unión Europea, y los de China y Rusia como países cuya política exterior representa hoy en día una amenaza a la seguridad de Europa y del área euroatlántica. El resultado del análisis es que los países de la Unión sí tienen capacidad económica en su conjunto para conseguir una estructura de defensa integrada o altamente cohesionada. La Política Común de Seguridad y Defensa (la PCSD), dependiente de la PESC, deberá poder contribuir sustancialmente a la defensa colectiva de los Estados miembros, una defensa colectiva que, por primera vez, se contempla en el Tratado de la Unión Europea en vigor, artículo 42.7, que establece que «si un Estado miembro es objeto de una agresión armada en su territorio, los demás Estados miembros le deberán ayuda y asistencia con todos los medios a su alcance». El éxito de la PCSD será también un factor muy importante para permitir a la Unión Europea mantener una posición de actor global en el mundo de hoy en día, y para poder ejercer una autonomía estratégica razonable. En las últimas décadas, el islamismo fundamentalista, el terrorismo, y el comportamiento de algunos países del norte de África y de Oriente Medio han afectado seriamente a la seguridad occidental a ambos lados del océano. En el marco de una respuesta a esta situación se han producido sucesivamente la declaración formal de Estados Unidos de guerra al terrorismo, su intervención en Afganistán contra los talibanes y Al-Qaeda, y las intervenciones internacionales en Iraq en 2003, en Libia y contra el Daesh en 2014, y posteriormente en Siria. Como se ha apuntado anteriormente, en los últimos años se ha materializado una nueva amenaza, esta vez procedente de Rusia, pues prácticamente solapándose con este tumultuoso periodo de actividad islamista el presidente Putin, tras intervenir militarmente en Georgia en 2008, y en Ucrania en 2014 anexionándose la península de Crimea, ha vuelto a invadir este país en febrero de 2022, afectando muy seriamente la seguridad y defensa de Europa, y provocando un conflicto que ha causado ya decenas de miles de muertos y ha despertado de nuevo la amenaza del empleo del arma nuclear. Esta invasión rusa de Ucrania, lleva a la tesis a subrayar la vigencia de las teorías neorrealistas en las relaciones internacionales, en este caso particular la del neorrealismo ofensivo, uno de cuyos autores más conocidos, John Mearsheimer, pronosticó en un trabajo que firmó ¡en el año 1993! que tendría lugar en el futuro un conflicto entre Rusia y Ucrania con invasión rusa de este último país. El famoso profesor norteamericano consideraba entonces que sería beneficioso para el mantenimiento de la paz en la región, que Ucrania dispusiera de una capacidad de disuasión nuclear, y que para ello no se debía desprender en aquellos momentos de todas las armas nucleares (alrededor de 4.000) que estaban desplegadas en su territorio como país hasta entonces miembro de la Unión Soviética. En cualquier caso es innegable que la situación en Ucrania es fruto del carácter muy preocupante del expansionismo del actual régimen ruso y, aunque se pusiera fin al conflicto relativamente pronto, en el mejor de los casos produciría durante una o dos décadas una grave inestabilidad e inseguridad a nivel mundial, especialmente tras las amenazas, más o menos veladas, de Vladimir Putin y de sus ministros, en particular del de asuntos exteriores, de que los acontecimientos puedan desembocar en un conflicto nuclear, peligrosísimo para el conjunto de toda la humanidad. Con este panorama internacional, esta tesis se pregunta de qué manera podrían complementarse la OTAN y la Unión Europea para que los esfuerzos de ambas organizaciones confluyan satisfactoriamente con el objetivo de mejorar la seguridad y la defensa de Europa respetando las posiciones e intereses de Estados Unidos y de la Unión Europea en el mundo. Se consideran en la tesis las declaraciones conjuntas de la OTAN y la Unión Europea referentes a su asociación estratégica, y las reuniones al más alto nivel entre ambas organizaciones. En este contexto se tienen particularmente en cuenta el nuevo Concepto Estratégico de la Alianza Atlántica y la Brújula Estratégica de la Unión Europea. El proceso para fortalecer la unión estratégica entre la OTAN y la Unión Europea podría articularse por fases. Por parte norteamericana una primera fase podría orientarse a considerar a la Unión Europea en la OTAN, como un único ente político en vías de una progresiva integración en vez de como 23 países totalmente independientes. Por parte de la Unión, la primera fase podría tener varias facetas: una de ellas, la económica, a través de los incrementos de los presupuestos de defensa de los Estados miembros; otra, la tecnológica e industrial, a través de la actividad de la Agencia Europea de Defensa, la Cooperación Estructurada Permanente y el Fondo Europeo de Defensa; y, finalmente, la faceta operativa, con el cumplimiento de los compromisos tomados en la Cooperación Estructurada Permanente y los calendarios establecidos en la Brújula Estratégica, documento aprobado en marzo de 2022 por el Consejo Europeo. En una segunda fase se debería tratar de hacer realidad, tanto a nivel europeo como norteamericano, lo que declaró Kennedy el 4 de julio de 1962, que posteriormente parece haber perdido actualidad: «Creemos que una Europa unida será capaz de desempeñar un papel más importante en la defensa común. Vemos en esa Europa un socio con el que podemos tratar sobre una base de plena igualdad todas las grandes y pesadas tareas de construir y defender una comunidad de naciones libres». La coordinación de las fuerzas que los países de la Unión declaran a la OTAN para su posible utilización por esta última se haría en el marco de la Unión Europea, y ello en el contexto del desarrollo de la Política Común de Seguridad y Defensa y con el establecimiento de un comité conjunto de coordinación al más alto nivel. Como se ha dicho anteriormente, se analizan en la tesis la Política Exterior y de Seguridad Común (la PESC), y la Política Común de Seguridad y Defensa de la Unión Europea (la PCSD) y sus actuales instrumentos principales (la Cooperación Estructurada Permanente, la Agencia Europea de Defensa y el Fondo Europeo de Defensa). También se consideran en el texto, como elementos de reflexión, la evolución de los conflictos internacionales y las formas que pueden revestir en el futuro; el vínculo transatlántico que nos une a nuestros aliados del otro lado del océano; y el proceso de integración europeo, cuyo avance sería obviamente un elemento decisivo en la Unión para acordar cualquier estructura interna de defensa colectiva. El calendario de elaboración de esta tesis no ha permitido tratar en profundidad la invasión rusa de Ucrania pero su texto hace unas breves consideraciones sobre ello teniendo en cuenta el hecho de que Rusia persigue recuperar el poder que tenía la Unión Soviética durante la guerra fría, para lo que ve el principal obstáculo en la adhesión a la OTAN de los países que anteriormente estaban bajo su control. Y así llega este trabajo a la conclusión de que, básicamente, sí sería posible el establecimiento de un acuerdo vivo entre la Unión Europea y la OTAN en los términos que esta tesis sugiere, que sería un elemento catalizador muy importante para reforzar la seguridad y la defensa del mundo occidental al que se podría llegar tras el consenso de todos los miembros de la Alianza y en particular de los Estados Unidos. Ese acuerdo podría reconocer la capacidad militar de la Unión en su conjunto como un instrumento que, al estilo del Eurocuerpo, serviría para el doble propósito de ser útil caso por caso a la Unión Europea o a la OTAN en el terreno de la seguridad y la defensa de Europa o del área euroatlántica, y para contribuir a la estabilidad y la paz en todo el planeta. El futuro no está escrito, y obviamente lo expuesto en la tesis depende de la voluntad política de los gobiernos aliados, pero posible, según el análisis que desarrolla esta tesis¿ lo es. En su conjunto, esta tesis sostiene que, tras la Segunda Guerra Mundial, lo que han creado Estados Unidos y la mayoría de los Estados europeos, la Alianza Atlántica, ha sido imprescindible para la seguridad y la defensa de Europa y para la supervivencia de la civilización occidental. En sus páginas, la tesis defiende que la OTAN se debe mantener, y que es compatible con una relación privilegiada entre los Estados Unidos y una Unión Europea que progrese en su integración, haga frente sin complejos a sus responsabilidades en la defensa de nuestro continente, consiga realmente la autonomía estratégica que oficialmente desea, y contribuya sustancialmente a la paz, la estabilidad y el progreso en todas las regiones de nuestro planeta.