La Iglesia en el Madrid en guerra. Información y propaganda (1936-1939)
- Mirta Núñez Díaz-Balart Director/a
Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid
Fecha de defensa: 11 de febrero de 2016
- Alejandro Pizarroso Quintero Presidente/a
- Isabel Martín Sánchez Secretario/a
- Juan Sisinio Pérez Garzón Vocal
- Antonio César Moreno Cantano Vocal
- Miguel Ángel Dionisio Vivas Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
En la guerra civil española hubo una parte del clero que apoyó decididamente a la República. Sacerdotes que a lo largo de los tres años que duró la contienda se afanaron en difundir las verdaderas causas por los que los militares se habían sublevado. Mientras el bando insurrecto apoyado por la jerarquía católica española habló de "cruzada" y de una guerra para salvar a la civilización cristiana del marxismo; el clero que respaldó a la República desmontó esos argumentos y declaró que era una lucha entre la democracia y el fascismo. Los sacerdotes que apoyaron al régimen republicano fueron calificados por el cardenal primado de España Isidro Gomá como "hijos espurios de la patria". La labor que desempeñaron los sacerdotes que apoyaron enérgica y decididamente al gobierno legítimo español en Europa, motivó que el general Francisco Franco solicitara al cardenal primado de España Isidro Gomá una carta de todo el episcopado español para contrarrestar la propaganda que este clero estaba desarrollando; lo que dio origen a la famosa "Carta Colectiva del episcopado español a los obispos del mundo entero". El documento colectivo firmado por la mayoría de los prelados españoles fue el principal instrumento de propaganda de toda la guerra y el que legitimaba el golpe de estado dado por los militares el 18 de julio de 1936. La guerra civil española pasó a denominarse "cruzada" en la España controlada por las fuerzas franquistas. La propaganda jugó un papel fundamental a lo largo de toda la guerra en ambos bandos; sin embargo, fue en el lado republicano donde el esfuerzo propagandísticos fue mayor. La República contó con la ayuda de sacerdotes como Leocadio Lobo, teniente mayor de San Ginés en Madrid; José Manuel Gallegos Rocafull, lectoral de la catedral de Córdoba o el sacerdote vasco Ramón Laborda que en sus viajes por Holanda, Bélgica, Francia o Inglaterra expusieron pormenorizadamente lo que estaba sucediendo en España y porqué unos sacerdotes como ellos apoyaban a la República. También la prensa tuvo una importancia capital, sobre todo gracias a los escritos de sacerdotes como el presbítero Juan García Morales o Víctor Montserrat que criticaron con contundencia la labor de la jerarquía de la Iglesia española y pusieron en tela de la juicio los verdaderos motivos de los militares para levantarse contra la República. La guerra la ganó el general Francisco Franco, que a partir de ese momento entró bajo palio en las catedrales de España, con la aquiescencia de la Iglesia española. Los sacerdotes que apoyaron a la República no tuvieron la misma suerte y su recompensa fue el exilio y las cárceles franquistas.