El consumo como configurador de identidades juvenilesuna perspectiva sociohistórica y psicoanalítica

  1. Rubio Romero, Juana
Dirigida por:
  1. José Miguel Marinas Herreras Director/a

Universidad de defensa: Universidad Complutense de Madrid

Fecha de defensa: 28 de junio de 2007

Tribunal:
  1. Eduardo Chamorro Romero Presidente/a
  2. Luis Carlos Soldevilla Pérez Secretario/a
  3. Ana María Martínez Pérez Vocal
  4. Amaya Ortiz de Zárate Aguirrebeña Vocal
  5. José Manuel Rodríguez Victoriano Vocal

Tipo: Tesis

Resumen

Esta tesis plantea como objeto de estudio el papel preponderante que ha ido adquiriendo el modelo de consumo en la configuración identitaria hasta el punto de que se ha constituido en el único referente una vez que las tradicionales dimensiones de identidad (clase, género, edad, habitat…) han quedado desbancadas en el contexto de la modernidad tardía y de la globalización. Y aunque este fenómeno afecta a todos los sujetos sociales, es especialmente notorio en el caso de los jóvenes, tanto porque para ellos la identidad es un asunto central en su proceso de inserción en el mundo adulto, como porque nuestros jóvenes no han conocido otro modelo que el de la sociedad de consumo de masas. La primera parte de esta tesis da cuenta, de un lado, de los mecanismos que dicho modelo pone en juego, de cómo ha sido su evolución en el contexto español, así como de los cambios que los jóvenes han ido experimentando a medida que este modelo se ha ido consolidando. De otro, se conecta este desarrollo más sociológico con otro más psicológico, en el que se toma como base la teoría psiconalítica sobre los procesos de identificación y de construcción de la identidad: desde las identificaciones narcisistas hasta las edípicas que desembocarán en la socialización. En este recorrido asistimos a una vuelta al narcisismo, fomentado por la sociedad de consumo, y que constituye uno de los pilares sobre los que se asienta, pues tanto el narcisismo como el consumo se basan en la promesa de un goce pleno, que sólo el objeto imaginario, fantasmático, es capaz de colmar. De esta forma la voluntad del sujeto no tiene cabida como tampoco lo tiene cualquier resistencia al sistema, por lo que la alienación del sujeto se vuelve completamente diáfana pero también más subrepticia De aquí la preponderancia que ha ido adquiriendo el concepto de “estilo de vida”, (íntimamente unido al desarrollo de la sociedad de consumo: elegir entre la pluralidad de opciones -materiales y simbólicas- que ofrece el mercado) a la hora de hablar de la identidad; después de todo, no deja de ser una ayuda a la hora de orientar las prácticas y contrarrestar la incertidumbre, pues proporciona una cierta unidad, bien sea que esté construidas socialmente, o sea producto de una recreación personal. La segunda parte de esta tesis son los resultados de una investigación empírica que se lleva a cabo en los inicios de los 90, cuando ya ha alcanzado la madurez el modelo de consumo en nuestro país y empiezan a emerger los signos de la globalización. La muestra de estudio son jóvenes entre 25-35 años, urbanos Madrid y Barcelona-, con una alta cualificación profesional, un nivel adquisitivo medio-alto, que viven independientes del hogar familiar, ya sea solos o en pareja, y sin hijos; parte de esta muestra es lo que recientemente ha dado en llamarse DINKIS (Doble Income No Kids). La investigación empírica se plantea conocer la identidad de los jóvenes a través de la exploración de los tres registros que la conforman: imaginario, simbólico y real: cómo se ven respecto a anteriores y futuras generaciones de jóvenes; los valores desde los que se autorrepresentan; cómo viven en la intimidad de su hogar y cómo gestionan las labores ligadas a este espacio; cómo es su relación con el trabajo productivo; cómo son las relaciones entre iguales; cómo se plantean la convivencia con otros, el hecho de formar una familia y tener hijos; qué comportamiento tienen con el consumo y con el ocio. Los resultados de esta investigación reflejan un modelo de jóvenes profundamente individualistas y aislados socialmente, para los que la vida hedonista y totalmente volcada al presente constituye su principal referente; ellos lo expresan como “vivir fenomenal”, es decir, vivir en el fenómeno, en las antípodas de la ética y la ideología. Una radical autonomía y ausencia de todo compromiso son algunos de los rasgos con los que se identifican con más énfasis, lo que les lleva a desertar no sólo de la esfera pública, sino también de la privada, y les dificulta a la hora de contraer responsabilidades. Su máxima aspiración es sentirse dueños de su vida y poder tener un nivel adquisitivo que les permita llevar un estilo de vida desenvuelto; la igualdad para todos y el respeto a las diferencias se soportan fundamentalmente en el mundo del consumo; todo lo demás (casarse o vivir solo, divorciarse, tener hijos…) es responsabilidad exclusiva de cada uno. La casa propia se considera un refugio privado donde se sienten seguros y con total autonomía. El trabajo ha perdido valor simbólico como adscripción identitaria y predomina el valor puramente instrumental: un medio y no un fin. También se destaca del trabajo su carácter heterónomo (se trabaja como imposición no porque sea portador de identidad) y contradictorio: se trabaja más para consumir más, a costa de no tener tiempo para el hedonismo y el deseo de liberación como reclama la personalidad narcisista. A ello hay que añadir que con la incorporación de la mujer al trabajo productivo se ha propiciado una reestructuración de los roles y los espacios, lo que es fuente de conflictos tanto personales como de pareja